CAMINO SANTIAGO DEL TEIDE, EN MTB 2011

 

Cronica escrita por Ernesto...

La mañana del sábado 18 de junio era fresca en la plaza del Ayuntamiento de El Rosario, en La Esperanza. Ya desde las 7.15 horas de la mañana los alrededores bullían de actividad mientras la más de una treintena de compañeros que nos disponíamos a comenzar una nueva edición del Camino de Santiago en bicicleta de montaña, poníamos a punto nuestras monturas, preparábamos el furgón de apoyo y departíamos con los amigos de fatigas.

Tras las fotos de rigor en la fuente de la plaza comenzaba esta nueva convivencia sobre ruedas, fija en la agenda de los más veteranos, a la espera de disfrutar, como en anteriores ediciones, del placer de disfrutar de una actividad adictiva, de unos paisajes sobrecogedores, de la satisfacción del reto cumplido y, sobre todo, de la calidez de un grupo humano de una calidad singular.

La primera jornada, no exenta de algún sobresalto, discurriría en general fría y húmeda por las pistas del norte de la isla, cubriéndose una distancia aproximada de 85 km y superando las 9 horas, que pudieron sobrellevarse con el inestimable apoyo de los compañeros encargados de los avituallamientos que se pudieron disfrutar en La Caldera y en el Lagar. Santiago del Teide recibió al grupo con buena climatología, y como es costumbre, el párroco de la localidad sacó la talla del Santo a caballo para hacer las preceptivas fotos, y sellar posteriormente las acreditaciones en la iglesia, dejando constancia de haber completado el recorrido. Posteriormente vendría el merecido refrigerio y el aseo para completar la jornada cenando en conjunto y disfrutando del siempre hilarante sorteo que se efectúa gracias a la colaboración de los distintos patrocinadores, broche de oro de una velada enormemente deseada.

El segundo día nos recibió con mucho mejor tiempo, y tras una noche más o menos cómoda según el caso, un grupo más reducido tomó la salida en torno a las 9 horas para completar el recorrido de vuelta a La Esperanza. Con cansancio en las piernas pero con el ánimo intacto, retornamos por las mismas zonas intentando en la medida de lo posible no repetir las pistas aunque en este caso afrontando elevadas temperaturas que hicieron mella en no pocos integrantes del grupo. Finalmente, y tras otros 85 km cubiertos en un tiempo similar al de la jornada anterior, se llegó nuevamente al punto de partida donde tras reponernos debidamente pudimos disfrutar del júbilo común y, casi por puro masoquismo, preparar nuevas propuestas para poner a prueba de nuevo nuestra baja espalda.

Terminaba así una edición especialmente exigente de este reto a pedales, marcado por la camaradería, el ambiente festivo y también, como no, por algo de sufrimiento físico que solo podemos tomar como anecdótico dentro de una experiencia que crece año a año. La siempre buena disposición de los participantes, de los compañeros y familiares encargados de la logística y, de manera destacada, el tesón de Sergio Hernández, alma mater de esta cita, engrandecen año a año este referente deportivo que no para de ganar adeptos. El próximo año más, pero que sea mejor cada vez se pone más complicado